Hay huellas indelebles, parecen hechas con hierro candente en la conciencia, huellas que
hacen del corazón una braSa.
Mientras el sonido
del dolor sobrepuja al silencio, las notas de un violín fluyen y acarician los
sueños rotos, la avidez de los dedos arropa el instrumento y enaltecen la
lección aprendida
Una triste melodía
traspasa los umbrales de la muerte y llena de luz un epitafio.
La mejor lección le
predestinó el rumbo, caminará sin ensuciarse los pies y la conciencia