Han pasado muchísimos años pero ese aroma a café se ha convertido en una fragancia de vida.Mi abuela era una "Coach" innata.Profesora por excelencia, como ella decía ,la vida es la mejor universidad.
Hacer el café, para ella era un ritual.Cada hora del día ,el café debía hacerse de forma diferente pero sin dejar de rendirle su habitual ceremonia.Usaba una especie de manga o coladora de tela;pero antes ponía una olla de agua en la hornilla 5 tazas de agua que debían hervir al máximo antes de poner la cantidad de café.Si era para la mañana ponía una taza colmada de café en polvo,decía debe dar dos hervores,apagaba,dejaba reposar un minuto y luego al colador o manga de tela.Yo solo podía tomar el café con leche,mientras fui pequeña;pero al hacerme adulta empecé a tomar el café de la mañana para acompañarla.Me decía —tómate un negrito niña – para la tarde te prepararé uno con leche como te gusta.¡Madre mía!ese café que hacía mi abuela no existe ni en el Starbucks Coffee.Ese lo hacía con leche en polvo,la cual ponía hervir hasta parecer una crema, la batia a mano estando caliente,vertía en una taza de porcelana, de su colección personal;esa que había hecho comprando el jabón Ace, y el ingrediente estelar el "papelón "o la panela la cual rallaba y colocaba en el plato que acompañaba la taza.Creo no hay otro café igual.Yo lo he probado muchas veces,y muchos tienen un buen sabor,pero ninguno como el café de mi abuela.Ella siempre decía mi café te sabe mejor cada día por que cada día le pongo una dosis nueva y yo le preguntaba—¿ que le pones abuela ? me respondía —Mucho amor mi niña—
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